El primer recuerdo
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Publicado el
08 de enero de 2015
¿Os habéis preguntado alguna vez cuál es vuestro primer recuerdo?.
Esta pregunta suele llevarnos a imágenes muy breves, olores, sabores, sonidos… fragmentos inconexos que recordamos parcialmente. Tan solo hay una constante:los primeros recuerdos aparecen siempre a partir de los 3 años, ya que cuando nacemos no tenemos lenguaje, vamos adquiriéndolo a lo largo de nuestros primeros años de vida.
El lenguaje va a ser la llave con la que guardaremos nuestros primeros recuerdos y que a partir de los 3 años es cuando quedará instalada esa memoria autobiográfica y es lo que nos permitirá recordar episodios de la vida pasada.
Cuando en algún momento retrocedemos en el tiempo, no podemos evitar sentir cierto aire de nostalgia y cuando retrocedemos a la niñez, normalmente respiramos felicidad porque era una época en la que no teníamos responsabilidades, ni agobios, ni prisas, además el tiempo era como que corría mucho más despacio.
Está claro que cada uno de nosotros es un mundo distinto. Lo más probable es que en nuestra infancia haya algo que nos ha dejado huella en modo de recuerdo y probablemente por eso, hoy en día, todavía siguen vigentes. Rememorar lo que representó el primer recuerdo para mucho de nosotros, nos llena de emoción, desde el primer castigo por haber hecho algo mal, nuestro primer cumpleaños, el baño en la playa, los días de juego en la calle…
Hemos querido hacer la pregunta entre nuestros residentes de “¿cuándo fue tu primer recuerdo?” y hemos comprobado que cada uno tuvo su primer recuerdo en años muy distintos.
Por ejemplo para Francisca es a los 5 años, cuando la muerte de su madre la dejó muy triste, sintiéndose sola y abandonada; para Mª victoria son los 7 años, cuando tomó la comunión en la capilla de su casa y la posterior fiesta que organizaron sus padres en la terraza; y para Amparo y Ángela es sobre los 6 años cuando jugaban al sambori en la calle en el bario de Ruzafa. Sin embargo Mª Jesús recuerda perfectamente cómo le operaron de anginas en la consulta del médico y sin anestesia (seguramente esto último se lo contarían sus padres y ella lo incorporó a su recuerdo)y que la memoria es engañosa y, a veces, está contaminada por los comentarios en nuestro entorno a medida que vamos creciendo.
Todos los recuerdos que tenemos, incluso los de verdad,no son nunca reproducciones exactas de lo que pasó realmente. Esto es positivo en cierto modo porque no necesitamos detalles triviales, pero también es malo porque puede dar lugar a errores o a mezclar diferentes historias.