El tratamiento de la demencia senil va encaminado a paliar sus efectos y retrasar su evolución.
El tratamiento de la demencia senil combina fármacos con actividades cognitivas y relacionales.
La demencia senil supone un deterioro grave de la capacidad mental. Este deterioro interfiere de forma irreversible en la vida cotidiana de quien la sufre. Por eso el tratamiento de la demencia senil va encaminado a paliar los efectos y mejorar la calidad de vida del paciente.
La demencia senil un síndrome de carácter neurológico. ¿Sus rasgos más identificativos? La confusión mental, la desorientación o el deterioro intelectual. Eso provoca problemas en el desempeño de las tareas básicas, desorden de la personalidad y en el comportamiento, así como trastornos en el lenguaje, la memoria, la percepción, la orientación o el juicio.
Las cifras son contundentes, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) se estima que el número de personas alrededor del mundo que la padece se eleva ya a los 50 millones. Cifra que se prevé que aumente hasta los 82 millones en 2030 y llegue a los 152 en 2050. El tipo más común de demencia senil es el Alzheimer entre el 60 y el 80 por cien de los casos.
En la mayoría de los casos la demencia senil resulta sobrecogedora. De ahí que el tratamiento de la demencia senil vaya encaminado a aliviar en la medida de lo posible el impacto que la enfermedad tiene no solo a nivel físico sino también psicológica y emocionalmente. Tanto para quien la padece como para sus familiares y cuidadores. Porque es una enfermedad que afecta a todos, paciente y familia. Por ello es clave conocerla y saber cómo actuar. Y lo mejor es rodearse de buenos profesionales que te asesoren y buscar ayuda siempre que se necesite.
Porque aunque la enfermedad sea de carácter irreversible, un diagnóstico temprano, un buen tratamiento de la demencia senil, combinando fármacos con actividades y terapia, y un apoyo incondicional ayudará a que puedan reducir el impacto de la enfermedad.
Uno de los aspectos clave del tratamiento de la demencia senil es que el paciente tenga una buena calidad de vida. ¿Cómo podemos conseguirlo?
- Animarle a que realice actividades que ayuden a reducir la evolución de la enfermedad. Por ejemplo actividades cognitivas, de orientación, de atención, de coordinación… esos ejercicios retrasan el deterioro.
- Crear unas rutinas básicas. La importancia de la higiene, respetar las horas de sueño y una alimentación adecuada son fundamentales para aportarles estabilidad. A través de la rutina se les da seguridad. Y eso les ayuda a sentirse más tranquilos y con mejor estado de ánimo. Realizar actividades tranquilas al final del día y antes de acostarse también les ayudará a dormir por la noche.
- Contar con un buen entorno que facilite la mejora del paciente. En estas situaciones es de vital importancia que el enfermo pueda mantener en la medida de lo posible relaciones sociales, creando espacios donde compartir aficiones y poder socializar. Esto reforzará su estado de ánimo y potenciará su interés por compartir y colaborar. Como los de Selegna. Además, en nuestra residencia contarán con un equipo de profesionales de primer nivel, que estarán pendientes de todas las necesidades del paciente.
- Mantener el contacto familiar. Reforzar este aspecto es esencial en el tratamiento de la demencia senil. Priorizar y preservar estos aspectos siempre refuerzan la autoestima del paciente. Y facilitan su día a día en unas circunstancias que no son fáciles ni para los enfermos ni para los familiares. En Selegna lo tenemos claro. Ya sea a través de llamadas, visitas o salidas resulta de vital importancia respetar, promover y facilitar estos contactos.
- Diagnóstico temprano. Un diagnóstico temprano permite aprovechar al máximo los tratamientos disponibles. Además, los estudios demuestran que hay problemas relacionados con la memoria que pueden mejorar cuando se trata dicha afección (depresión, deficiencias vitamínicas, problemas tiroideos, etc.) y esto redunda en una mejora directa del paciente.
