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El futuro post Covid-19 del modelo de residencia de la tercera edad

  • Publicado el

    24 de marzo de 2021

El modelo de residencia de la tercera edad debe contar con más profesionales sanitarios.

Una residencia de la tercera edad debe ser un entorno donde los mayores se sientan felices y seguros.

El modelo de residencia de la tercera edad ha sido foco de atención preferente desde el inicio de la pandemia. La crisis sanitaria ha puesto de manifiesto la importancia de estos centros dentro de la estructura socio sanitaria de nuestro país. Y, al mismo tiempo, la necesidad de su adaptación a los nuevos retos del siglo XXI.

Según fuentes del IMSERSO y el CSIC, mientras que en 1981 la edad media de los residentes de la tercera edad en España era de 76 años, en 2019 el perfil de nuestros mayores en residencias era ya de 86 años. Ese aumento de la edad conlleva un empeoramiento de las condiciones de salud y por lo tanto del grado de dependencia de los residentes. Actualmente, tan solo un 20% de los mayores que están en residencias pueden considerarse autónomos.

El modelo de residencia de la tercera edad, tal y como hoy lo conocemos, empezó a desarrollarse en España en la década de los 70 y con los años ha ido evolucionando. Sin embargo, la crisis sanitaria va a traer cambios profundos en este modelo. Es indudable que la nueva normalidad impuesta por la pandemia ha introducido cambios en muchos sectores. Y el modelo de residencia de la tercera edad nos es una excepción.

Uno de esos cambios pasa por ampliar la presencia de profesionales sanitarios para mejorar el cuidado de los mayores. En muchos casos, contando con los medios necesarios, se podrían dispensar tratamientos en la propia residencia sin necesidad de derivar a pacientes a los servicios de urgencias hospitalarias. Así se conseguiría, por un lado, no trastornar a nuestros mayores, que permanecen en un lugar conocido. Y por otro lado se evita saturar la sanidad pública.

Para ello es clave una coordinación entre las áreas sanitaria y social. Y también de las instituciones públicas y privadas que están implicadas en el cuidado de nuestros ancianos.

Además, va a ser necesario establecer protocolos para la identificación precoz de posibles casos de contagio. Se requiere la notificación inmediata y a la activación eficaz, en su caso, de los procedimientos internos y de coordinación con el sistema sanitario que corresponda.

Por ejemplo, el Informe del Grupo de Trabajo Covid 19 y Residencias señala la “sectorización” como “una estrategia muy relevante y eficaz para prevenir la transmisión de la infección dentro del centro, en el caso de que se detecte un brote entre los residentes.

Por otro lado, según sostiene el mencionado informe, “que el centro disponga de equipos de protección y de personal formado y suficientemente entrenado es también un elemento crítico, como también lo es que estén articulados y funcionen los oportunos mecanismos de coordinación con el sistema sanitario, que aporta apoyo técnico, capacidad diagnóstica o de seguimiento y atención directa y derivación de casos que requieran atención clínica específica”.

Los recursos humanos disponibles, su formación y entrenamiento son uno de los elementos clave para abordar situaciones como la Covid-19.  Los planes de contingencia deben ser conocidos y asimilados por todo el personal, por los residentes y por los familiares.

Otro realidad que ha desvelado la pandemia son los efectos negativos del aislamiento en la salud de los residentes.  La situación epidemiológica ha priorizado la adopción de medidas de contención -aislamientos y confinamientos- para evitar contagios y salvar vidas. Pero se ha demostrado que estas mismas medidas pueden provocar efectos graves en la salud de las personas. Más allá del riesgo de la Covid-19, que han de ser debidamente ponderados.

Y enlazado con ello uno de los aspectos que hay que evitar es el de la deshumanización. Una residencia de la tercera edad debería ser un entornos favorable para preservar una intimidad al final de la vida, con un cuidado integral y en un entorno favorable y al mismo tiempo seguro.

Ese ha sido siempre el objetivo de Selegna. Y ese es el modelo que seguimos en nuestra residencia para que nuestros mayores se sientan felices y seguros. No podemos saber si tendremos que hacer frente a otra pandemia. Pero si ocurre nuestros profesionales estarán preparados y nuestros mayores se sentirán seguros y bien atendidos.


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